¿Cómo se trabaja en grupo?
En los grupos se comparte con los demás los problemas psicológicos que cada uno necesite afrontar y trabajar. Se tratan generalmente asuntos ocurridos durante los días previos a la sesión, el modo en que la persona los ha abordado y las consecuencias que se han derivado. También se pueden abordar cuestiones abiertas en el grupo en sesiones anteriores o trabajar sobre dinámicas planteadas por el terapeuta del grupo. Los otros miembros pueden responder y ofrecer sus propios enfoques al respecto, pudiendo apoyar o confirmar, y también confrontar o criticar la posición del que lo ha expuesto.
La terapia de grupo precisa estar abierta a los contenidos psicológicos que emergen espontáneamente, pues ha de ser un espacio ofrecido a la aparición de los temas que normalmente se hallan reprimidos o inatendidos. Las personas exponen sus experiencias y van dándose cuenta del modo en que buscan la satisfacción de sus necesidades, toman conciencia de sus dificultades, de cómo afrontan sus conflictos y de si manipulan el entorno para no responsbilizarse de sus propios asuntos, lo cual les hace dependientes y les resta libertad.
El grupo ayuda a que no se sientan los problemas psicológicos de cada uno como únicos y raros y que hay otros que sienten igual. Es una fuente importante de apoyo y fortaleza en momentos difíciles. Y, aunque la confrontación pueda resultar desagradable, se aprende a recoger otros puntos de vista que permiten completar la propia visión acerca de las dificultades, además de resultar el mejor antídoto contra los autoengaños. Asimismo, se dan resonancias en lo que otros cuentan acerca de sus vidas y ello da opción a ver aspectos propios que estaban ocultos o no reconocidos.
Los grupos permiten hablar, reflexionar, tomar conciencia y darse cuenta de creencias obsoletas, irracionales y contraproducentes, y gracias a este trabajo personal ir superando obstáculos, desarrollando potencialidades y abonar el crecimiento de rasgos personales que se habían quedado estancados. Se busca que las personas vayan pasando del apoyo dependiente de otros al “autoapoyo”, promoviendo el aprendizaje de formas nuevas para satisfacer las necesidades propias, sin manipulaciones, responsabilizándose de pedir o de rechazar y arriesgándose a las consecuencias derivadas de mostrarse honesto consigo mismo y con los demás.
El grupo también favorece el desarrollo de habilidades sociales, de comunicación y de escucha, que a la vez redundan en la apertura a los miedos escondidos, con la consiguiente liberación de la tensión interna. De esta forma, se cierran asuntos pendientes o inconclusos y se abren posibilidades nuevas para la vida futura.